Bagua no se olvida. Jornadas por la defensa de la tierra y contra la criminalización de la protesta

Bagua

Cronograma:

Día 1: Jueves 5 de Junio (6-9 p.m.)

A 5 AÑOS DE LA MASACRE DE BAGUA

* Proyección del video “La Curva del Diablo” (cronología)

* Conversatorio:

  • Principales hechos que precedieron al conflicto
  • ¿Cuál fue la respuesta del Estado? ¿A quiénes se reprimió, persiguió y procesó?
  • Secuelas de la Masacre de Bagua: 3 presos y más de 100 procesados. ¿A quiénes se juzga y busca dar “castigo ejemplar”?

* Proyección de videos sobre los sucesos y entrevista a líderes Awajun-Wampis

Día: Viernes 6 de Junio (6-9 p.m.)

MEGAPROYECTOS EXTRACTIVOS Y PRINCIPALES CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES EN PERÚ.

* Conversatorio: Extractivismo, devastación de ecosistemas y conflictos sociales.

  • ¿Qué pasa en Morococha (Junín-Lima), Yauyos (Lima), Loreto, Cajamarca, Condorcanqui (Amazonas)? Breve exposición de casos.
  • ¿Qué relación tienen estos casos con otros de Sudamérica?

*Proyección de documentales

Día 3: Sábado 7 de Junio (5-8 p.m.)

REPRESIÓN Y CRIMINALIZACIÓN DE LAS LUCHAS EN DEFENSA DE LA TIERRA Y LA PROTESTA EN GENERAL

* Conversatorio:

  • Las leyes de la criminalización de la protesta
  • Régimen legal para la impunidad, garantías y reforzamiento para las fuerzas del orden y defensa del Estado
  • Endurecimiento de penas para los manifestantes y quienes atenten contra la “seguridad del Estado”. Injusticia y respuesta carcelaria.

Lugar: Centro Social Okupado La Anarquía (Av. Alfonso Ugarte 1418, a una cuadra Ov. Bolognesi, Centro de Lima)

Ademas: Conversatorios, documentales, muestra fotográfica-infográfica, almuerzo y colecta solidaria pro-presos “Baguazo”, arte, feria de material libertario, ecologista y feminista, etc.

Organiza: Grupo de Solidaridad con los Pueblos que Luchan por la Tierra.

Comunicado del Centro Social Okupado “La Anarquía”

Niñxs salvajes

El 20 de marzo se cumplió el plazo que nos fue otorgado como límite para residir y continuar llevando a cabo actividades en este espacio: C.S.A. “La Anarquía”, actividades que a su vez van consolidando día a día la idea de un proyecto autónomo. Desde entonces suspendimos las actividades que habían sido ya planificadas, y pasamos a un estado de resistencia constante. Durante los días de resistencia en este espacio autónomo hemos recibido el apoyo de varixs compañerxs que se han acercado para expresar su solidaridad y para sumar fuerzas ante un posible desalojo por parte de los propietarios. Tal acción no se llegó a dar en los días posteriores a la fecha límite, y ya casi a un mes de tal fecha consideramos que ya es tiempo de reactivar este Centro Social Autónomo, aún así no descartamos ese posible desalojo. Es hora de acabar con esa incertidumbre sin bajar la guardia.

Hasta antes de la entrega, el espacio en cuestión se encontraba inhabitable y era frecuentado eventualmente por individuos que utilizaban el lugar para beber y fumar. Los propietarios habían desalojado a los ocupantes anteriores, buscando acelerar el juicio que mantienen con los ocupantes del segundo piso. Posteriormente, el espacio fue cedido a un grupo de confianza de la familia con la intención-excusa de desarrollar actividades culturales con un plazo de tres meses, donde los primeros ocupantes recuperaron y acondicionaron el lugar para su uso.

A las primeras semanas, por iniciativa de los primeros participantes, se convocó a una asamblea abierta en la cual se expusieron varios proyectos en forma de talleres y se planteó que el trabajo se desarrollaría bajo los principios de autonomía, horizontalidad, autoeducación y autogestión.

Durante este primer y segundo mes se dieron diversos conflictos, a causa del cómo se concebía el espacio, personal y colectivamente, además de ponerse en evidencia actitudes paternalistas, incumplimiento de acuerdos, falta de seriedad y falta compromiso de algunos. Al término del segundo mes muchos no sintieron afinidad con los acuerdos de convivencia – como el que sea un espacio “libre de alcohol y humo” – y el ritmo que iba tomando el espacio, terminando así por retirarse y quedando un grupo con mayor afinidad, lo cual conllevó a un replanteamiento general del proyecto.

A partir de entonces se fue concibiendo y gestando un proyecto político que mantenía los principios antes mencionados, buscando consolidarlos: se propuso como un “espacio social”, un espacio abierto a individualidades y colectivos, un espacio de cuestionamiento y continuo crecimiento, un espacio en el cual las prácticas que se desarrollaran sean herramientas para construir y puedan ser socializadas, buscando hacer realidad los bellos ideales que nos impulsan. Nunca buscamos presentarnos de forma ingenua – o manipulativa – como un “Centro Cultural”, y rechazamos la concepción aislada y despolitizada (inofensiva) de esta última palabra, la cual se ha hecho tan frecuente en varios espacios, proyectos o iniciativas institucionales de los últimos años (como tantos festivales y actividades promovidas por la Municipalidad de Lima, Universidades, etc) que buscan promover el “Arte”, la “Cultura” o distintas formas de expresión alternativas-contraculturales como manifestaciones carentes de una crítica al actual orden de cosas o que “no se mezcla con lo político”.

A finales del segundo mes e inicios del tercero, luego de varias reuniones y discusiones, fue que se decidió nombrar al espacio como “Centro Social Autónomo La Anarquía”, debido a que quienes impulsábamos el proyecto confluíamos desde una praxis anarquista, y concebíamos la Anarquía – ese ideal reivindicado desde tiempos atrás por lxs compañerxs que nos precedieron en la lucha – como nuestra propuesta política: una forma de vida, individual y colectiva, donde no se ejerza un gobierno, ni haya quienes se sometan a él. Una ética de vida y subversión.

Lumpen & Conspira

Ya que planteamos el proyecto como un espacio social, consecuentemente entendemos que éste busca ser un espacio abierto a todxs lxs interesadxs en promover iniciativas bajo los principios con los que se formó. No queremos convertirnos en un “gueto” político-contracultural más, ni mantener los límites y errores de experiencias previas a la nuestra. Este proyecto, a pesar de la gran importancia de su existencia, no deja de ser visto por nosotros como un medio, una herramienta entre tantas otras para la difusión, praxis y la construcción de afinidad, sin que esto quiera decir que aspira a un fin situado en un futuro lejano – el día de la “Revolución Social”, el del enfrentamiento físico con el Poder, etc – y, por lo mismo, no nos importen los medios. Es también en el aquí y ahora donde urge dinamitar las formas autoritarias y patriarcales de relacionarnos, cuestionándonos nuestras ámbitos más cotidianos, “privados” y naturalizados: acabando con el policía, el facho, el siervo voluntario, el buen ciudadano y el patriarca que han formado dentro de nosotrxs desde pequeñxs.

Las actividades dentro del espacio se continuaron dando sin interrupciones a lo largo de los últimos tres meses. Entre las tantas que se dieron, cabe resaltar las coordinaciones para la organización de la Primera Feria del Libro y Propaganda Anarquista en Lima-Perú.

Asimismo, durante el periodo de tiempo que abarca desde que ‟oficialmente‟ se nos concedió el espacio hasta la fecha final anunciada por los propietarios, se venían repitiendo avisos constantes de que lo desalojásemos. Una y otra vez se pudo lograr aplazar la fecha que nos imponían, la cual tampoco se pudo postergar por mucho tiempo. Nos llegó un aviso de que nos retirásemos con todas nuestras cosas para el veinte de marzo del presente año, y el cual se anunciaba como definitivo. Conscientes de la gravedad de la situación que nos perseguía, realizamos reiteradas y largas reuniones donde afinamos y reafirmamos los conceptos y las razones que nos mantenían dónde estamos y por las que lucharíamos.

Aquel día decidimos quedarnos, decidimos hacer frente a lo que viniese. En el transcurso de la madrugada de ese día aseguramos todos los posibles puntos de acceso por donde podrían sorprendernos. Sin embargo, debido a un descuido, uno de ellos fue poco revisado y fue por donde unx de los propietarixs ingresó. El hostigamiento se alargó durante muchas horas, la persona que había entrado no tenía las facultades para lograr hacer que nos retirásemos a la fuerza, pero quiénes si la tenían, estaban en camino. Si ellxs entraban todo se acababa. Así transcurrieron las horas hasta que llegaron lxs propietarixs. Decidimos no abrirles la puerta y tras una serie de malos entendidos ellxs llegaron a pensar de que habíamos secuestrado a su familiar dentro. Buscaron el apoyo de la policía pero no tuvieron éxito. Fortuitamente, la persona que ingreso a nuestro espacio tuvo que salir a través de la grieta que nos une con el edificio de a lado –propiedad de otros. Se suceden situaciones de conversación y discución con lxs propietarixs fuera del espacio que finalizó en un aplazamiento para el sábado de esa semana, donde supuestamente quedaríamos en un acuerdo para retirarnos en tres meses más. Ellxs sabían que no accederíamos, no se molestaron, nunca se presentaron.

Desde aquel momento, el proyecto comenzó una nueva etapa: pasamos a ser el Centro Social Okupado “La Anarquía”, manteniéndonos y buscando profundizar los principios bajo los que se formó. Consideramos que este espacio ha ido y seguirá nutriéndose (esperemos que así sea) por personas que participan autónomamente en otros espacios y proyectos propios, habiendo reconocido un tipo de afinidad con el nuestro, ya sea reivindicándose o no como “anarquistas”. Porque fuera de las etiquetas reconocemos que nuestra lucha es compartida y forma parte de las experiencias de lucha y resistencia de las clases oprimidas y sectores subalternos y marginales.

El proyecto continuará porque lo vemos necesario; porque consideramos a la propiedad privada como uno de los fundamentos de la actual sociedad, y, por lo mismo, es que aparece como una necesidad subvertirla y colectivizar los espacios como parte de nuestro proceso de emancipación. Nuestra historia como “oprimidos” ha transcurrido como un largo proceso de resistencia y enfrentamiento con el Poder, (con una innumerable lista de masacres, rebeliones e insurrecciones frente a los despojos y ataques desde el Poder), tomas de tierras y recuperaciones por parte de las comunidades campesinas, de “desbordes” de ciudades como la Lima de las élites, de “invasiones” en arenales, hasta la actual defensa del territorio por parte de los pueblos frente al avance del Capital para sus fines extractivos. Y en las megaurbes como Lima surge la necesidad de quebrar con las actuales tendencias y lógicas de la especulación inmobiliaria, y la violencia del proceso “modernizador” de las ciudades para los intereses del Capital.

Dentro de este contexto es que este comunicado a tomado forma viéndolo necesario y siendo el primero dentro de muchos documentos que vamos a proponernos generar. Y a modo de conclusión: llamamos a todxs lxs afines e interesadxs a sumar ideas y manos a este proyecto. Vemos una necesidad profundizar y radicalizar los planteamientos; darle continuidad a los cuestionamientos y propagarlos, y convertirlos en atentados contra esta realidad opresora, nuestras vidas en constante antagonismo.

Contra toda Autoridad, el Capital y el Patriarcado
Contra toda forma de explotación y dominación.

¡Procuramos que viva la Anarquía!

Centro Social Okupado “La Anarquía”
Mayo 2014

Taller: HipHop & Anarquía

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HipHop es más que música (el rap -uso de la poesía y el ritmo- es solo una de sus cuatro herramientas de expresión original, que se han vuelto infinitas en la actualidad), más que una contracultura (que nació en los 70’s en suburbios poblados por jóvenes afrodescendientes y latinos de EE.UU. como una forma de protesta cultural y fiesta comunitaria) e incluso más que un movimiento social (que ha surgido de distintas formas y en distintas regiones de todo el planeta tierra).

Anarquía se escribe con A de Autonomía y Autogestión frente a la A de Autoridad, con A de Autoeducación y Acción Directa frente a la Apatía y el Apoliticismo. Anarquía se escribe con A de Autodefensa y Acción: Antiestatista y Anticapitalista, Antipatriarcal y Antiespecista. Anarquía se escribe con A de Arma y de Alma, de Apoyo, de Amistad y de Amor.

Policía: Represión legalizada

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Ley N°30151: “Artículo 20°” – Inimputabilidad “Está exento de responsabilidad penal el personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el cumplimiento de su deber y en uso de sus armas u otro medio de defensa, cause lesiones o la muerte.”

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1. La policía -como institución- no se inventó y no existe para “proteger” a la población, sino para proteger las propiedades de los grupos de poder económico-político, y mantener el status quo que ellos manejan. Del mismo modo, la función de un ejército nunca ha sido defender “la paz”, sino defender -a través de la guerra- la expansión territorial de los imperios que antecedieron a nuestros actuales Estado-Nación.

El miedo es una cárcel sin barrotes

2. La policía no existe para acabar con la “inseguridad social”. La policía necesita de esa inseguridad y de la misma “violencia social” que dice combatir (pandillaje, delincuencia, drogadicción, narcotráfico, etc.) para justificar su existencia. La policía necesita que la población sienta miedo e inseguridad para naturalizar su propia violencia legal al servicio del control municipal-estatal, y presentar como lógicas sus reformas represivas (Servicio Militar Obligatorio, Inimputabilidad, Pena de Muerte, etc.).

3. La policía, junto con el sistema judicial, existe para anular la autonomía en la resolución de conflictos. Para impedir que la población se auto-organice para protegerse, defenderse y resolver sus propios problemas o contradicciones (o para liberarse de la imposición o invasión externa del Estado).

4. El aumento de represión legal es tan preocupante como la falta de auto-organización social, porque de hecho ambas situaciones tienen una profunda relación. Una población sin comunicación y organización barrial es débil e insegura, aunque haya la ilusión de seguridad porque un guardia alquilado, serenazgo, cámara de vigilancia o perro guardián vigila cada hogar. Una población con miedo es incapaz de organizarse, transformarse o liberarse.

Estamos en todas partes

5. No luchamos para mejorar las condiciones laborales de la policía, ni buscamos una institución “más humana” o “mejor capacitada”. Luchamos por la abolición de la institución policial-militar, pero esto no será posible si antes no son abolidas todas las instituciones y relaciones que reproducen la organización social estatal-capitalista global. Por eso, en el presente y en nuestra localidad, es necesario imaginar y poner en práctica relaciones, situaciones y espacios que funcionen más allá de la legislación estatal y cualquier forma de autoridad:

a) En este caso se trata de luchar contra la existencia de la Ley 30151, denunciar su estupidez, pero sin olvidar la propia genealogía represiva de la policía, las leyes y el sistema de justicia.

b) Generar espacios de comunicación y auto-organización social-barrial. Es la única forma que realmente puede permitir que las personas se sientan seguras y capaces de hacer respetar los lugares donde viven y a ellas mismas a través del apoyo mutuo y la autodefensa; también es la principal forma de prevenir (a mediano, corto y largo plazo) la violencia social (innecesaria) entre personas de la misma condición o comunidad.

Texto repartido en la ciudad de Lima, tras la declaración de la Ley N°30151.

Nuestra posición frente al apoyo de los dirigentes del mov. estudiantil chileno a la “Revolución Bolivariana”

FECH

Muchos de los que hemos participado en actividades, acciones y discusiones dentro de ese movimiento que se suele denominar como “estudiantil” nos hemos encontrado con la sorpresa en los últimos días de distintas declaraciones de dirigentes y organizaciones políticas estudiantiles que llaman a defender la “revolución del pueblo venezolano”.

Esta situación que no ha sido discutida en profundidad por el movimiento y que guarda importantes connotaciones, es pronunciada por las organizaciones políticas estudiantiles que más protagonismo han alcanzado en los últimos tiempos dentro de los medios de comunicación en chile y dentro de las federaciones de las universidades chilenas. Nos referimos al Frente de Estudiantes Libertarios (FEL) y la Unión Nacional Estudiantil (UNE). Aquí los comunicados respectivos de cada organización: FEL, UNE.

Sin embargo, ellos no han sido los únicos, también secciones estudiantiles del partido comunista chileno, parte de la coalición de la social-democracia-neoliberal denominada Nueva Mayoría que será prontamente gobierno en Chile de la mano de la señora Bachelet, han emitido su defensa a este “proceso revolucionario” como se denota en esta carta al mercurio de la secretaria de la federación de estudiantes de la universidad de chile (FECH)

Extrañamente, las dos primeras organizaciones en su discurso han atacado continuamente a la segunda, acusándolos de reformistas, pero en la práctica vemos que ambos tienen más de alguna cosa en común, como se deja ver en la defensa férrea al gobierno bolivariano.

También nos resulta extraño que Melisa Sepúlveda, la presidenta de la federación de estudiantes más importante de chile (FECH) y miembro del Frente de estudiantes Libertarios (FEL) haya declarado a los medios hace pocos meses que suscribía al anarquismo, y poco tiempo después sea propulsora de las declaraciones antes mencionadas las cuales defienden los “procesos electorales legítimos”, la “defensa a la democracia” y “el respeto a la constitución”, lenguaje muy particular si uno mira la tradición teórica y práctica del anarquismo a nivel histórico y mundial.

En relación al otro grupo con alto poder dentro del movimiento estudiantil, la UNE, no nos sorprenden mucho sus declaraciones, ya que concuerdan con su espíritu social-demócrata, el cual se vio fielmente reflejado en el apoyo irrestricto que tuvieron en la campaña del ex-presidenciable Marcel Claude, sujeto ena (social-democracia autentica, no la nueva como mayoría que taque encarnaba de la mejor manera la social-democracia chilmbién tiene un discurso social, demócrata, pero una práctica neoliberal). Además con esto, es decir participando en la lógica política heredada de la dictadura, la UNE legitimó totalmente el sistema electoral y constitucional que heredó el chile de Pinochet, sistema que incansablemente dicen combatir.

Estas críticas no las hacemos desde la óptica de la burguesía, como se habrán dado cuenta por el fondo de nuestras reflexiones y el lenguaje utilizado, aún así lo dejamos claro porque estos grupos que manejan las federaciones del movimiento estudiantil chileno, suelen atiborrar con insultos a todos aquellos que no están de acuerdo con sus argumentos tratándolos de: pro-imperialistas, fascistas, pequeño-burgueses, y un montón de otros epítetos que desarrollan recurrentemente en sus argumentos cuando se les profesa una crítica que no cabe en su programa político.

Esta crítica tampoco la hacemos (como sí lo hacen los dirigentes estudiantiles) desde aquella visión que respeta la democracia, las elecciones, las constituciones y todos los supuestos derechos e instituciones fundamentales de nuestra sociedad que fueron heredadas de la revolución francesa, revolución en donde (lo recordamos por si a alguien se le había olvidado) la clase social que triunfó fue: la burguesía.

Estas reflexiones tampoco significan un apoyo al “movimiento estudiantil” y de protesta actualmente en Venezuela, sabemos que existen elementos involucrados con la derecha venezolana y no nos extrañaría que el estado de EE.UU. también estuviera involucrado, la historia nos dice que estos hechos ocurren. Aunque todo parece indicar que lejos del conspiracionismo del gobierno venezolano, estamos frente a un movimiento de carácter más espontaneo que planeado, el cual incluso ha sobrepasado el accionar de la derecha venezolana. Además no concordamos con las exigencias de este movimiento que ha salido a las calles venezolanas bajo los mismos lemas de “respeto a la democracia” y reconstitución de los supuestos “derechos fundamentales” que entrega el capitalismo liberal.

Pero tal como recordamos esto, también recordamos que durante la historia muchos gobiernos que se han pretendido revolucionarios y junto al “pueblo”, con el tiempo han derivado en las peores degeneraciones de la opresión y la represión. Continue reading

E. Morral – ¿Qué esconde la “seguridad ciudadana”?

FamiliasEn el mes de junio de este año, un diario “de izquierda” informaba que el distrito de San Borja era considerado el más seguro de la ciudad de Lima según una encuesta. De acuerdo con el informe, los méritos que lo habrían hecho acreedor de esta posición serían la evaluación favorable de la policía y el serenazgo. Lo que este informe obvió es que esa misma policía fue la que asesinó brutalmente a Gerson Falla.

Este no es un caso aislado. En años anteriores la institución Ciudadanos al Día, que entre otras cosas premia las “buenas prácticas en la gestión pública”, había otorgado el segundo puesto de su ranking de seguridad ciudadana a la Municipalidad de Miraflores. Esta municipalidad había acumulado un conjunto de intervenciones autoritarias y violentas por parte de los efectivos del serenazgo contra jóvenes que se apropiaban libremente de espacios públicos. Quizás el caso más sonado fue el de “Los malditos de Larcomar”, donde se golpeó y arrestó a un grupo de jóvenes deportistas que pasaban por las inmediaciones de dicho centro comercial, acusados falsamente de ser miembros de una banda de asaltantes.

Si bien estos son hechos puntuales, las constantes intervenciones de serenos expulsando a “no vecinxs” de parques son a l g o q u e p u e d e encontrarse en la mayoría de distritos de Lima. Esto nos deja frente a un problema con dos frentes.

El primero comprende las prácticas de vigilancia y control que restringen el uso de espacios públicos y, en segundo lugar, que estas prácticas están justificadas, pedidas y toleradas por parte de la población. Es decir, no nos enfrent amos sólo a medidas microfascistas de las fuerzas del orden (policías o serenos), sino también de sectores reaccionarios, conservadores o, simplemente, gente que se siente insegura.
Los sociólogos han llamado “ideología de la inseguridad” a esta situación. Según L. Wacquant, la ideología de la inseguridad tiene su origen en EE.UU. y, mediante consultorías privadas (en especial del Bratton Group), se ha ido expandiendo primero a Europa y luego a América Latina. Por ejemplo, esta consultora de (in)seguridad vino a Lima en el 2001 a hacer un informe, contratados por el entonces alcalde, Alberto Andrade y en la última campaña municipal su hermano, Fernando, sugirió llevar a cabo la mayor parte de sus sugerencias. Si bien lxs anarquistas se han opuesto desde siempre a las medidas que buscan controlar a los individuos, es importante tener en cuenta qué implica esta ideología de la inseguridad. Para comenzar, implica la relación de actores que van desde la policía y los distintos niveles de gobierno hasta los pobladores que son quienes tienen las “demandas de seguridad”.

En segundo plano está el discurso que manejan todos los involucrados, el cual combina al neoliberalismo económico y social con un conservadurismo moral. Consiste en un conjunto de medidas como la represión de delitos menores e infracciones, el agravamiento de penas y la focalización del delito en la juventud y ciertas poblaciones y zonas de las ciudades a las cuales se las considera “en riesgo” o a las que se identifica como “inseguras”. A esto lo acompaña una jerga supuestamente científica que llama “violencias urbanas” a todo tipo de evento que “altere el orden” ¿qué orden?, pues aquél que definan quienes tengan el poder: policías, iglesia e, incluso, lxs vecinxs de un distrito.

Entonces, la manera en la que se llevan a cabo las políticas de seguridad mantienen una lógica de administración empresarial: mayores intervenciones, detenciones, así como mayor número de efectivos y de equipamiento, serán entendidos como indicadores positivos. De esta forma, se destina más dinero a seguridad y se reduce el dinero para programas sociales (el populismo cambia de rubro). Ejemplo de esto es lo que ha sucedido en otras partes del mundo, los presupuestos para armamento, autos y efectivos de seguridad aumentan, pero los servicios de salud y bienestar social se pauperizan. Obviamente para las clases medias y altas esto no implica mucho, pero para quiénes no pueden pagar seguros, educación privada ni vivir en condominios cerrados se vuelve difícil el acceso a salud de calidad, se reducen las oportunidades dentro de la misma lógica capitalista y se les estigmatiza por vivir en zonas consideradas riesgosas.

En otras palabras, la seguridad ciudadana se convierte en el mecanismo por el cual se controla a quienes el mismo sistema capitalista-democrático no puede y no quiere incorporar. Si sumamos a esto que hoy más que nunca las prisiones son botaderos donde la sociedad alberga a quienes no resultan funcionales de acuerdo con una lógica conservadora, podemos entender por el qué los pedidos de endurecimiento de penas, establecimiento de pena de muerte y ausencia de crítica frente acciones represivas de policías y serenos.

Se puede decir que el caso peruano es distinto al de Estados Unidos, sin embargo, esto no quita que la ideología de la inseguridad se esté implantando desde hace un buen tiempo. En primer lugar, tenemos a los medios de comunicación tradicionales que se han encargado de propagar el miedo en la población, haciéndonos creer que los casos más extremos son pan de cada día. Estos mismos medios dan tribuna a un conjunto de individuos que se proclaman “expertos en seguridad” y que no hacen sino exigir mayor represión, más prisiones y más dinero para el sector (algunos a pesar –o quizás gracias a- de su pasado marxista). Nunca estos “expertos” se detienen a preguntarse cuáles son las consecuencias de las políticas por las que abogan ni dan la cara cuando suceden casos como los que hablábamos al comienzo.

En el caso específico de los serenazgos basta con revisar sus planes de seguridad para encontrar, primero, un lenguaje discriminatorio y nada riguroso que mezcla arrebatos de carteras con prostitución, mendicidad y presencia de niños trabajadores. Otra etiqueta que suelen usar es la de “homosexuales” u “homosexualismo” como uno de los males a “erradicar”. A esto se suman los gastos de miles de dólares en cámaras de vigilancia que impiden el anonimato y la libertad a la hora caminar por calles o quedarse en parques y áreas verdes. Lo que hace más ridículo este planteamiento es que, en la práctica, lo único que pueden hacer los serenos es hostigar con su presencia a todo aquél considerado por autoridades y vecinos como “indeseable”. No resulta tan aventurado asumir, entonces, que la expulsión violenta de lxs marginales e indeseadxs se tenga que justificar con “operativos de seguridad” y que las medidas que supuestamente permitirán el uso de espacios públicos lo restrinjan tanto como los robos.

En resumen, la crítica anarquista de los dispositivos de seguridad y de las prisiones no ha perdido vigencia, sino que se ha vuelto más útil que nunca para enfrentar estos métodos falaces.

Sobre la miseria espiritual de la navidad

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Palabras preliminares

El siguiente texto no tiene pretensiones de objetividad. Fue escrito tanto desde la racionalidad como desde la emocionalidad. Como individuo integrante del sistema cultural no puedo sustraerme y pretender tener una opinión objetiva con respecto a temas de tanta carga subjetiva como, por ejemplo, la espiritualidad. Por otro lado he nacido en una sociedad en donde la navidad tiene una posición relevante. Yo he participado de esa ceremonia, desde pequeño me enseñaron (los medios, la escuela, mi familia, etc) que ella era una institución respetable e importante dentro de nuestras vidas. Mi opinión con respecto a la navidad esta permeada por mis experiencias personales, por tanto el siguiente escrito no busca desenfundar “verdades”, sino mas bien fomentar el debate y el cuestionamiento desde una persona cansada de una sociedad que suele privilegiar el conformismo y el consenso. Como mi pretensión no es plantearme desde la academia o desde una racionalidad hegemonica, utilizare metaforas, alegorias y hasta pequeños cuentos para expresar lo que siento. Aquí vamos entonces… Continue reading

La guerra silenciosa: Donde el zahorí lector oirá hablar de cierta celebérrima moneda

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Por la misma esquina de la plaza de Yanahuanca por donde, andando los tiempos, emergería la Guardia de Asalto para fundar el segundo cementerio de Chinche, un húmedo septiembre, el atardecer exhaló un traje negro. El traje, de seis botones, lucía un chaleco surcado por la leontina de oro de un Longines auténtico. Como todos los atardeceres de los últimos treinta años, el traje descendió a la plaza para iniciar los sesenta minutos de su imperturbable paseo.

Hacia las siete de ese friolento crepúsculo, el traje negro se detuvo, consultó el Longines y enfiló hacia un caserón de tres pisos. Mientras el pie izquierdo se demoraba en el aire y el derecho oprimía el segundo de los tres escalones que unen la plaza al sardinel, una moneda de bronce se deslizó del bolsillo izquierdo del pantalón, rodó tintineando y se detuvo en la primera grada. Don Herón de los Ríos, el Alcalde, que hacía rato esperaba lanzar respetuosamente un sombrerazo, gritó: “¡Don Paco, se le ha caído un sol!”.

El traje negro no se volvió.

El Alcalde de Yanahuanca, los comerciantes y la chiquillería se aproximaron. Encendida por los finales oros del crepúsculo, la moneda ardía. El Alcalde, oscurecido por una severidad que no pertenecía al anochecer, clavó los ojos en la moneda y levantó el índice: “¡Que nadie la toque!” La noticia se propaló vertiginosamente. Todas las casas de la provincia de Yanahuanca se escalofriaron con la nueva de que el doctor don Francisco Montenegro, Juez de Primera Instancia, había extraviado un sol.

Los amantes del bochinche, los enamorados y los borrachos se desprendieron de las primeras oscuridades para admirarla. “¡Es el sol del doctor!”, susurraban exaltados. Al día siguiente, temprano, los comerciantes de la plaza la desgastaron con temerosas miradas. “¡Es el sol del doctor!”, se conmovían. Gravemente instruidos por el Director de la Escuela —”No vaya a ser que una imprudencia conduzca a vuestros padres a la cárcel”—, los escolares la admiraron al mediodía: la moneda tomaba sol sobre las mismas desteñidas hojas de eucalipto. Hacia las cuatro, un rapaz de ocho años se atrevió a arañarla con un palito: en esa frontera se detuvo el coraje de la provincia.

Nadie volvió a tocarla durante los doce meses siguientes. Sosegada la agitación de las primeras semanas, la provincia se acostumbró a convivir con la moneda. Los comerciantes de la plaza, responsables de primera línea, vigilaban con tentaculares miradas a los curiosos. Precaución inútil: el último lameculos de la provincia sabía que apoderarse de esa moneda, teóricamente equivalente a cinco galletas de soda o a un puñado de duraznos, significaría algo peor que un carcelazo. La moneda llegó a ser una atracción. El pueblo se acostumbró a salir de paseo para mirarla. Los enamorados se citaban alrededor de sus fulguraciones.

El único que no se enteró que en la plaza de Yanahuanca existía una moneda destinada a probar la honradez de la altiva provincia fue el doctor Montenegro.

Todos los crepúsculos cumplía veinte vueltas exactas. Todas las tardes repetía los doscientos cincuenta y seis pasos que constituyen la vuelta del polvoriento rectángulo. A las cuatro, la plaza hierve, a las cinco todavía es un lugar público, pero a las seis es un desierto. Ninguna ley prohíbe pasearse a esa hora, pero sea porque el cansancio acomete a los paseantes, sea porque sus estómagos reclaman la cena, a las seis la plaza se deshabita. El medio cuerpo de un hombre achaparrado, tripudo, de pequeños ojos extraviados en un rostro cetrino, emerge a las cinco, al balcón de un caserón de tres pisos de ventanas siempre veladas por una espesa neblina de visillos. Durante sesenta minutos ese caballero casi desprovisto de labios, contempla, absolutamente inmóvil, el desastre del sol. ¿Qué comarcas recorre su imaginación? ¿Enumera sus propiedades? ¿Recuenta sus rebaños? ¿Prepara pesadas condenas? ¿Visita a sus enemigos? ¡Quién sabe! Cincuenta y nueve minutos después de iniciada su entrevista solar, el Magistrado autoriza a su ojo derecho a consultar el Longines, baja la escalera, cruza el portón azul y gravemente enfila hacia la plaza. Ya está deshabitada. Hasta los perros saben que de seis a siete no se ladra allí.

Noventa y siete días después del anochecer en que rodó la moneda del doctor, la cantina de don Glicerio Cisneros vomitó un racimo de borrachos. Mal aconsejado por un aguardiente de culebra, Encarnación López se había propuesto apoderarse de aquel mitológico sol. Se tambalearon hacia la plaza. Eran las diez de la noche. Mascullando obscenidades, Encarnación iluminó el sol con su linterna de pilas. Los ebrios seguían sus movimientos imantados. Encarnación recogió la moneda, la calentó en la palma de la mano, se la metió en el bolsillo y se difuminó bajo la luna.

Pasada la resaca, por los labios de yeso de su mujer, Encarnación conoció al día siguiente el bárbaro tamaño de su coraje. Entre puertas que se cerraban presurosas se trastabilló hacia la plaza lívido como la cera de cincuenta centavos que su mujer encendía ante el Señor de los Milagros. Sólo cuando descubrió que él mismo, sonámbulo, había depositado la moneda en el primer escalón, recuperó el color.

El invierno, las pesadas lluvias, la primavera, el desgarrado otoño y de nuevo la estación de las heladas circunvalaron la moneda. Y se dio el caso de que una provincia cuya desaforada profesión era el abigeato, se laqueó de una imprevista honradez. Todos sabían que en la plaza de Yanahuanca existía una moneda idéntica a cualquier otra circulante, un sol que en el anverso mostraba el árbol de la quina, la llama y el cuerno de la abundancia del escudo de la República y en el reverso exhibía la caución moral del Banco de Reserva del Perú. Pero nadie se atrevía a tocarla. El repentino florecimiento de las buenas costumbres inflamó el orgullo de los viejos. Todas las tardes auscultaban a los niños que volvían de la escuela. “¡Y la moneda del doctor?”, “¡Sigue en su sitio!”, “Nadie la ha tocado”, “Tres arrieros de Pillao la estuvieron admirando”. Los ancianos levantaban el índice; con una mezcla de severidad y orgullo: “¡Así debe ser; la gente honrada no necesita candados!”.

A pie, o a caballo, la celebridad de la moneda recorrió caseríos desparramados en diez leguas. Temerosos que una imprudencia provocara en los pueblos pestes peores que el mal de ojo, los teniente-gobernadores advirtieron, de casa en casa, que en la Plaza de Armas de Yanahuanca envejecía una moneda intocable. ¡No fuera que algún comemierda bajara a la provincia a comprar fósforos y “descubriera” el sol! La fiesta de Santa Rosa, el aniversario de la Batalla de Ayacucho, el Día de los Difuntos, la Santa Navidad, la Misa de Gallo, el Día de los Inocentes, el Año Nuevo, la Pascua de Reyes, los Carnavales, el Miércoles de Ceniza, la Semana Santa y, de nuevo, el aniversario de la Independencia Nacional sobrevolaron la moneda. Nadie la tocó. No bien llegaban los forasteros, la chiquillería los enloquecía: “¡Cuidado, señores, con la moneda del doctor!” Los fuereños sonreían burlones, pero la borrascosa cara de los comerciantes los enfriaba. Pero un agente viajero, engreído con la representación de una casa mayorista de Huancayo (dicho sea de paso: jamás volvió a recibir una orden de compra en Yanahuanca) preguntó con una sonrisita: “¿Cómo sigue de salud la moneda?”. Consagración Mejorada le contestó: “Si usted no vive aquí, mejor que no abra la boca”. “Yo vivo en cualquier parte”, contestó el bellaco, avanzando. Consagración —que en el nombre llevaba el destino— le trancó la calle con sus dos metros: “Atrévase a tocarla”, tronó. El de la sonrisita se congeló. Consagración, que en el fondo era un cordero, se retiró confuso. En la esquina lo felicitó el Alcalde: “¡Así hay que ser: derecho!” Esa misma noche, en todos los fogones, se supo que Consagración, cuya única hazaña conocida era beberse sin parar una botella de aguardiente, había salvado al pueblo. En esa esquina lo parió la suerte. Porque no bien amaneció los comerciantes de la Plaza de Armas, orgullosos de que un yanahuanquino le hubiera parado el macho a un badulaque huancaíno, lo contrataron para descargar, por cien soles mensuales, las mercaderías.

La víspera de la fiesta de Santa Rosa, patrona de la Policía, descubridora de misterios, casi a la misma hora en que un año antes la extraviara, los ojos de ratón del doctor Montenegro sorprendieron una moneda. El traje negro se detuvo delante del celebérrimo escalón. Un murmullo escalofrió la plaza. El traje negro recogió el sol y se alejó. Contento de su buena suerte, esa noche reveló en el club: “¡Señores, me he encontrado un sol en la plaza!”.

La provincia suspiró.

Escrito por Manuel Scorza (Lima, 1928). Poeta, novelista y militante político varias veces obligado a exilarse del territorio controlado por el estado de Perú. Texto aparecido en “Redoble por Rancas” (1970), primera novela de su serie La guerra silenciosa.